sábado, 25 de julio de 2009

LA COTORRA ARGENTINA SE HA HECHO UN SITIO EN ZONAS ARBOLADAS DEL PARQUE DE POLVORANCA

Vienen de Bolivia, Brasil o Argentina y se encuentran como en casa en el Parque Polvoranca. La cotorra argentina o cotorrita de pecho gris se ha hecho un sitio en zonas arboladas de la Comunidad de Madrid, pero su expansión hace pensar ya a las instituciones en la conveniencia de tomar medidas. Porque pueden llegar a desalojar a las especies autóctonas y perjudican a la vegetación.

"La cotorra come mucho y hace nidos muy voluminosos", explica el ornitólogo Manuel Zugasti. "Eso en la selva no es un problema, pero aquí sí", puntualiza Zugasti, que asegura haberlas visto por el Sur y Oeste "de forma constante desde hace al menos diez años".

Lo corrobora la delegación de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, que sabe de la proliferación de esta especie en zonas arboladas de la región aunque, de momento, "no son un problema", aseguran.

De hecho, hay colonias estables que viven con normalidad en núcleos urbanos, ya que esta especie se aclimata muy bien en parques y jardines, explican. Pero, ¿cómo llegaron hasta aquí las argentinas? "Está claro que proceden de fugas", dice el ornitólogo. "Lo que es seguro es que no vinieron volando".

El experto advierte de que "cualquier introducción incontrolada" puede ser un problema para las especies autóctonas. Especial temor deben tener los pájaros que se alimentan de semillas. La asociación Seo Vanellus, grupo local de SEO (Sociedad Española de Ornitología), ofrece en su página web un completo inventario de las especies que habitan el Parque Polvoranca. Y hay un puñado de pájaros semilleros, entre ellos el gorrión común, el verderón o el verdecillo.

En la delegación de Medio Ambiente aseguran que "hay que empezar a pensar en tomar en un futuro medidas de control de población conjuntas con los ayuntamientos". Las medidas habituales, explica Manuel Zugasti, pasarían por evitar que las aves hagan nidos o que ocupen los que ya tienen. Pero para tomar cualquier medida que pretenda ser eficaz, advierte, haría falta un estudio previo que, a día de hoy, no está previsto, cuando las cotorras se preparan para la campaña de cría, que empieza en agosto.

Mientras se decide cómo y cuándo controlar estas poblaciones, los árboles de Polvoranca ofrecen esta sorpresa verde y sonora al visitante. Hagan la prueba. Desde la entrada por el parking de Leganés, rodeen el lago y sigan la senda. Paren en la rotonda, junto a las ocas, y cierren los ojos. Estas aves, que son sociales, habitan en grupos esa esquina del parque. No tardarán en escuchar el cotorreo.

ESCANDALOSA

La cotorra argentina o cotorrita de pecho gris es, como buena especie latina, un ave escandalosa. Puede llegar a vivir treinta años en cautividad, aunque su esperanza de vida en libertad se reduce considerablemente. Los nidos de estas aves son muy voluminosos y pueden llegar a pesar unos cincuenta kilos. La cotorra tiene pocos enemigos y come de todo. Su dieta incluye semillas, frutas y verduras frescas, forraje fresco, bayas, insectos, brotes, césped y hierba.

BARCELONA, PRIMERA COLONIA

El ornitólogo Manuel Zugasti explica que Barcelona fue la primera ciudad española colonizada por las cotorras. Según el periódico 'La Vanguardia', el año pasado se contaban más de 2.000 ejemplares. El característico cotorreo, al parecer, no incomodaba a los vecinos. Los problemas empezaron cuando las aves empezaron a arrasar huertos.

Según el mismo periódico, una pequeña colonia de doscientos ejemplares de estas aves llegó a acabar con 100.000 tomates en las huertas del Baix Llobregat. En la ciudad, el problema son los nidos que, con un peso de unos cincuenta kilos, ponen en peligro los árboles y la tranquilidad del paseo de los viandantes. Generalitat y Ayuntamiento empezaron a estudiar estas colonias en 2001.

En la Comunidad de Madrid, fuentes de Medio Ambiente aseguraron a este periódico que están pensando en tomar medidas, aunque no precisaron plazos. Zugasti advierte que conviene tomarse un tiempo para dar pasos eficaces. En agosto, empieza la cría.

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